Muchas veces oímos que alguien sufre el hombro del nadador pero no sabemos exactamente qué es ni cómo se produce y mucho menos cómo se puede evitar.
Esta lesión, también conocida como síndrome subacromial, se trata del estrechamiento del espacio entre la cabeza del húmero y el acrómion (un relieve óseo que pertenece a la escápula) y, como consecuencia, comprime las estructuras que pasan por él como el manguito de los rotadores, el tendón de la porción larga del bíceps y la bursa subacromiodeltoidea.
En la natación existe un alto riesgo de padecerlo, ya que el espacio subacromial se estrecha al elevar el brazo por encima de la cabeza de forma repetitiva, como en la brazada del crol o estilo libre.
Otras causas también pueden ser la hiperlaxitud escapular, una mala técnica o mal entreno en que no se tenga en cuenta la recuperación muscular o el equilibrio muscular sobre todo si se utilizan palas o elementos para aumentar la resistencia al agua.
Se caracteriza por dolor por la parte externa y de delante del hombro, en movimientos de abducción y rotación externa del hombro, al apoyarse en el lado afectado e, incluso, podría llegar a aparecer dolor nocturno que llegue a despiertar.
En el caso de notar estas molestias es importante acudir al médico y al fisioterapeuta para iniciar tratamiento. También ayuda aplicar frío, de 5 a 10 minutos y siempre protegiendo la piel, por su efecto anéstesico y antiinflamatorio.
Después de la recuperación, la vuelta al entrenamiento debe de ser progresiva. Con tal de poder prevenir la lesión se debe de tener en cuenta el equilibrio muscular, la dosificación de cargas en el entreno y realizar bien la técnica de estiramientos.
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